La llanura litoral valenciana en época antigua
Pilar Carmona González
2003
[page-n-1]
LA LLANURA LITORAL VALENCIANA EN ÉPOCA ANTIGUA
PILAR CARMONA
Departamento de Geografía. Universitat de València
LA RECONSTRUCCIÓN PALEOGEOGRÁFICA DE LAS LLANURAS LITORALES
Reconstruir el paisaje de una llanura costera en época antigua es una tarea difícil, y aún lo es más
cuando ha experimentado un proceso de urbanización tan intenso como el nuestro. Por otro lado,
además de los cambios debidos a la urbanización, hay que contar también con las modificaciones
que se han producido durante los últimos milenios en todos los litorales mundiales. La invasión de
agua marina durante el episodio transgresivo postglaciar que culmina hacia el 6.000 B.P. originó una
costa de trazado más irregular, se formaron estuarios en las desembocaduras de los ríos, extensas bahías y albuferas en las costas bajas y la zapa marina creó acantilados en diversas formaciones continentales pleistocenas. Durante los dos o tres milenios que siguieron a la transgresión, los materiales
detríticos de la plataforma y los sedimentos aportados por los ríos continuaron siendo redistribuidos
por las corrientes litorales dando lugar a la aparición de nuevas formas tales como playas, flechas,
restingas y lagunas. Estos elementos morfológicos recién formados constituyen el entorno o incluso
el soporte físico de muchos establecimientos de época antigua. Una serie de variables determinó la
evolución geomórfica posterior. En primer lugar hay que contar con el factor eustático, el ritmo del
ascenso del nivel marino durante los primeros milenios del Holoceno y su estabilización posterior.
En segundo, la disposición de los elementos morfológicos preexistentes (de época pleistocena o anterior) que determinan la paleogeografía del espacio continental sobre el que avanzó la trangresión. En
tercero el rango de mareas que determina las asociaciones de ambientes estuarinos y deltaicos y, finalmente, las características hidrológicas y geomorfológicas del sistema fluvial afluente que aporta
agua y sedimento continental al litoral flandriense. Es necesario determinar el peso de cada una de
las variables relacionadas con los factores citados para explicar la evolución de cada caso en particular. No obstante, el último factor se ha mostrado clave en la evolución histórica de los litorales, ya
que está relacionado con la acción antrópica en las cuencas fluviales, la minería, tala de bosques,
prácticas agrícolas y sus efectos desencadenantes de la erosión. Las actividades humanas alteran las
condiciones ambientales a escalas de tiempo muy cortas y son capaces de cambiar sustancialmente
el sistema hidrológico. En el entorno de la cuenca mediterránea la deforestación extensiva relacionada con el avance de la agricultura, creó un panorama abierto y susceptible a la erosión hacia el
3.000 B.C. La degradación del medio natural repercutió en el empobrecimiento del suelo en las tierras altas (por lavado y erosión) y adversos efectos hidrológicos (cambios en los cauces y fuertes crecidas) en las tierras bajas y el litoral. Los estudios geoarqueológicos han puesto en evidencia tanto en
el Próximo Oriente como en toda la cuenca Mediterránea y norte de Europa que la extensión de las
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
Esquema geomorfológico de la llanura aluvial valenciana según Carmona y Ruiz. [Tratamiento gráfico A. Sánchez].
La llanura aluvial valenciana esta formada por una serie continua de glacis, abanicos aluviales, llanos de inundación y progradaciones deltaicas. La restinga litoral aísla de la influencia marina los ámbitos lagunares y pantanosos.
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LA LLANURA LITORAL VALENCIANA • PILAR CARMONA
prácticas agrícolas produjo erosión acelerada en los sistemas fluviales y aluvionamiento en los fondos de valle y litoral. Muchas investigaciones realizadas en el entorno de ciudades antiguas ubicadas en el litoral mediterráneo evidencian estas transformaciones, tal es el caso de la ciudad de Ostia,
puerto de Roma en el litoral del Tíber, la progradación del delta de la Medjerda en el ámbito lagunar
de la antigua Útica o los cambios drásticos en la paleogeografía de los yacimientos de los deltas del
sudeste de la península Ibérica
LA LLANURA LITORAL VALENCIANA
Las llanuras fluviales que rodean la Albufera de Valencia y la restinga litoral son el soporte fisiográfico del poblamiento antiguo romano y medieval valenciano. La llanura está modelada por una
sucesión ininterrumpida de abanicos fluviales de los ríos Carraixet, Turia, Torrent o Magro, llanuras
de inundación de los ríos Turia y Júcar, espacios deltaicos de transición hacia la laguna de la Albufera, ciénagas o marjales litorales (marjal de Puçol, El Palmar, Montolivet, etc.) y barreras litorales o
restingas con acumulaciones dunares que regularizan la línea de costa. El paisaje actual es fruto de
una larga y compleja evolución histórica ya que el entorno de algunas de nuestras ciudades litorales
más antiguas tales como Valentia, Sucro o Dianium y del poblamiento disperso ha cambiado drásticamente a lo largo del tiempo. A ello ha contribuido la acción antrópica y la variedad y dinamismo de
los elementos morfológicos implicados, entre ellos los pertenecientes a los ámbitos fluviales y los lagunares que son los que han experimentado los cambios más espectaculares.
LA LLANURA DEL RÍO TURIA
La bahía-laguna (antigua Albufera) del máximo de la transgresión flandriense abarcaba un espacio semiconfinado mucho más amplio que el actual. Por el norte se extendía hasta las actuales
desembocaduras del Carraixet y Turia y por el sur contactaba con el delta del Júcar y los ámbitos
marinos muy próximos a las montañas del Castell de Bairén en el abanico pleistoceno del Serpis.
En su borde septentrional se ubicó la ciudad de Valentia a orillas del río Turia sobre una terraza aluvial holocena de arcillas y limos fluviales. Los sedimentos de las excavaciones arqueológicas urbanas han permitido reconstruir importantes fluctuaciones ambientales desde su fundación hasta
época islámica (siglos XI-XII). Los primeros restos aparecen sobre limos y arcillas (estériles desde el
punto de vista arqueológico) con rasgos de hidromorfía, indicadores de ambientes pantanosos o
mal drenados. En época republicana (siglo II a.C.) y hasta los siglos II-III d.C., los restos urbanos
aparecen recubiertos por depósitos de inundaciones (capas de arenas masivas de espesor decimétrico) correspondientes a derrames arenosos y sedimentos overbank. Sin embargo, en época tardorromana (siglos V-VI) no hay registros de inundación violenta, se decantaban arcillas grises en la
ciudad y el análisis micromorfológico denota nuevamente un ambiente encharcado o cenagoso.
Desde la época islámica (siglos X-XI) el río inundaba Valencia de forma recurrente, depositando sedimento grueso (barras de cantos grava y arena) que sepultan con espesores decimétricos elementos constructivos del recinto islámico.
Según los hallazgos arqueológicos y documentos medievales la navegabilidad del río se mantuvo al menos desde época romana hasta la Alta Edad Media, pero desde los siglos XIV-XV la sustracción de agua para el riego y los cambios geomorfológicos en la desembocadura impidieron la navegación. El aporte sedimentario del río Turia ha sido clave en los cambios del litoral. Unas
excavaciones alejadas dos kilómetros de la actual línea de costa, pusieron al descubierto una sección
con una secuencia completa de progradación fluvial. La base del corte, a 0 m sobre el nivel de mar,
representa la línea de costa, constituida por paquetes de espesor métrico de arenas de backshore, du-
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
Esquema geomorfológico del litoral deltaico del rio Turia según Ruiz y Carmona. [Tratamiento gráfico A. Sánchez].
Las zonas pantanosas forman parte
del antiguo lagunar septentrional de
l’Albufera. La Punta es una antigua
progradación aluvial del Turia. Se han
destacado los caminos históricos que
enlazaban Valencia-Russafa y el litoral.
nas (con restos vegetales datados en el 2.320±60 y 2.295±55 B.P.) y arenas de ámbitos de aguas someras (datados entre el 2.330±65 B.P.). En techo aparecen entre 3 y 4 m de limos arenosos masivos fluviales, depósitos de desbordamiento del río Turia que contienen abundante cerámica de época histórica. La columna registra el proceso de progradación del río Turia en el litoral que provoca un
traslado horizontal de la línea de costa de dos kilómetros.
Los paquetes de arenas y gravas fluviales del cauce del Turia se distribuyen en tres sectores del
litoral, indicando sucesivas posiciones, desvíos o avulsiones del río (durante el Holoceno superior)
que son la muestra del proceso de relleno deltaico de la bahía o estuario flandriense. La posición
más meridional de la desembocadura del Turia, y más reciente en el tiempo, es la Punta d’En Silvestre. Quizás contemporánea a la época romana e islámica, la Punta formaba un delta de carga mixta,
con diques aluviales progradantes sobre las zonas palustres de Francs i Marjals, desaguando en el
margen septentrional de la Albufera, un sector denominado la Conca en época medieval, conectado
hidrológicamente con el lago de la Albufera.
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LA LLANURA LITORAL VALENCIANA • PILAR CARMONA
LA LLANURA DEL RÍO JÚCAR
La llanura deltaica del río Xúquer al sur de la Albufera de Valencia, fue asiento de poblamiento
romano y medieval y posiblemente de la ciudad romana de Sucro. Esta llanura se extiende entre Albalat de la Ribera, el Palmar (la Llonga), Cullera y la franja litoral meridional cuya influencia llega
más al sur de l’Estany Gran. Al igual que la del Turia, la sedimentación holocena del Júcar ha enterrado albuferas y humedales flandrienses bajo deltas lacustres y el cinturón de meandros. En el litoral aparecen zonas pantanosas residuales, cerradas a la influencia marina por una gruesa restinga
que hoy en día se extiende de forma ininterrumpida al norte y al sur de la montaña de Cullera. La
extensión de las lagunas flandrienses se identifica en el substrato con la aparición de conchas de Cerastoderma glaucum, bivalvo característico de albuferas de aguas salobres conectadas con el mar, a través de discontinuidades en la restinga. Hacia el sector continental, sobre el substrato pleistoceno somero, se extendían lagunas de agua dulce alimentadas por los acuíferos cársticos de la zona
montañosa. La máxima inundación marina (aguas salobres) pudo haber remontado vaguadas y el
valle del Júcar varios kilómetros aguas arriba hasta el área de Sueca y Favara.
Entre el 6.000-4.000 B.P. hubo una fase de progradación de deltas lacustres que abarcaron una
gran extensión al norte y sur del Júcar en los sectores de la Llonga o Punta Seca, Alter de la Calderería y els Allargats-l’Estany Gran. Inicialmente, estos cauces del Holoceno medio no desembocarían
en el mar. Se trata de sistemas fluviodeltaicos, deltas lacustres de cabecera de bahía que forman rellenos arenosos y fangosos extensos y someros que constituyen el substrato de la llanura de inundación. Así pues, durante el Holoceno superior las desembocaduras del Júcar se han desplazado decenas de kilómetros. La datación de un relleno de arena gruesa hacia el 4.000 B.P. señala la existencia
de una desembocadura meridional que seguía al menos hasta la zona del Estany Gran (els Allargats)
por detrás de la restinga. La restinga del sur de Cullera, de más de 2 km de anchura, ha progradado
considerablemente gracias a los aportes del Júcar. Realmente se trata de un delta dominado por el
oleaje, formado por apilamiento de barras de arena alargadas y alimentadas desde la desembocadura del río. A lo largo del Holoceno superior, las posiciones meridionales de la desembocadura del
Júcar aportaron abundante arena a la restinga frente a Tavernes, donde se preserva un cordón dunar
interior de más de 6 m de altura, ahora alejado de la línea de costa.
Cauce del río Júcar en la llanura de inundación. [Fot.
J. M. Ruiz].
La llanura deltaica del río
Júcar al sur de la Albufera
de Valencia, fue asiento de
poblamiento romano y
medieval y posiblemente
de la ciudad romana de
Sucro.
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
Panorámica de la llanura aluvial, la Albufera y la restinga.
[Fot. J.M. Ruiz].
La población en primer plano
es Sueca y al fondo se distingue el área metropolitana de
Valencia y los contornos de la
Serra Calderona.
El Grau Vell (Sagunt, València). [Fot. Archivo SIP].
El mar Mediterráneo junto
al Grau Vell y la zona de
marjal que se sitúa a sus
espaldas.
Sobre la plataforma deltaica y durante los últimos milenios se fue construyendo la cresta aluvial
o cinturón de meandros de la llanura del río Júcar. Sus diques aluviales están sobreelevados varios
metros sobre la llanura de inundación y la llanura costera. Esta superficie aluvial a cotas destacadas
y mejor drenada fue colonizada por las villae romanas hasta el área de Sueca-Fortaleny. No obstante,
la superficie aluvial más próxima al litoral, entre los meandros estrangulados de Tol·lo y Alcorcoix al
oeste de Cullera, no debió consolidarse como tierra firme hasta época medieval islámica. Los investigadores opinan que parte del poblamiento romano debió articularse en torno a la Vía Augusta cruzando el río Júcar a la altura de Albalat. El poblamiento aguas arriba del paso del Júcar es disperso y
aparece a veces enterrado bajo los sedimentos de este río. Sin duda el camino debía atravesar el río
por un vado (el Gual) ahora desaparecido como consecuencia de dragados llevados a cabo a principios del siglo XX. Desde allí, la Vía enlazaría con un ramal costero que se dirigía a Dianium. El Portum
Sucrone, ubicado en algún lugar de la costa, conectaría con el ramal litoral de la Vía hacia localidades
costeras como Dianium (Dénia) y Lucentum (el Tossal de Manises, Alicante). El topónimo de la Calzada que aparece en Xeraco, podría pertenecer a un camino que seguiría por debajo del castillo de
Bairén rodeando la marjal en dirección sur. Según la crónica de Jaume I (Llibre dels Feits) todavía en
la primera mitad del siglo XIII el tránsito por el litoral al sur de Cullera estaba interrumpido por golas que comunicaban con el mar las lagunas de Corbera y Bairén.
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Panorámica de la llanura aluvial, la Albufera y la restinga.
[Fot. J.M. Ruiz].
La población en primer plano
es Sueca y al fondo se distingue el área metropolitana de
Valencia y los contornos de la
Serra Calderona.
El Grau Vell (Sagunt, València). [Fot. Archivo SIP].
El mar Mediterráneo junto
al Grau Vell y la zona de
marjal que se sitúa a sus
espaldas.
Sobre la plataforma deltaica y durante los últimos milenios se fue construyendo la cresta aluvial
o cinturón de meandros de la llanura del río Júcar. Sus diques aluviales están sobreelevados varios
metros sobre la llanura de inundación y la llanura costera. Esta superficie aluvial a cotas destacadas
y mejor drenada fue colonizada por las villae romanas hasta el área de Sueca-Fortaleny. No obstante,
la superficie aluvial más próxima al litoral, entre los meandros estrangulados de Tol·lo y Alcorcoix al
oeste de Cullera, no debió consolidarse como tierra firme hasta época medieval islámica. Los investigadores opinan que parte del poblamiento romano debió articularse en torno a la Vía Augusta cruzando el río Júcar a la altura de Albalat. El poblamiento aguas arriba del paso del Júcar es disperso y
aparece a veces enterrado bajo los sedimentos de este río. Sin duda el camino debía atravesar el río
por un vado (el Gual) ahora desaparecido como consecuencia de dragados llevados a cabo a principios del siglo XX. Desde allí, la Vía enlazaría con un ramal costero que se dirigía a Dianium. El Portum
Sucrone, ubicado en algún lugar de la costa, conectaría con el ramal litoral de la Vía hacia localidades
costeras como Dianium (Dénia) y Lucentum (el Tossal de Manises, Alicante). El topónimo de la Calzada que aparece en Xeraco, podría pertenecer a un camino que seguiría por debajo del castillo de
Bairén rodeando la marjal en dirección sur. Según la crónica de Jaume I (Llibre dels Feits) todavía en
la primera mitad del siglo XIII el tránsito por el litoral al sur de Cullera estaba interrumpido por golas que comunicaban con el mar las lagunas de Corbera y Bairén.
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PILAR CARMONA
Departamento de Geografía. Universitat de València
LA RECONSTRUCCIÓN PALEOGEOGRÁFICA DE LAS LLANURAS LITORALES
Reconstruir el paisaje de una llanura costera en época antigua es una tarea difícil, y aún lo es más
cuando ha experimentado un proceso de urbanización tan intenso como el nuestro. Por otro lado,
además de los cambios debidos a la urbanización, hay que contar también con las modificaciones
que se han producido durante los últimos milenios en todos los litorales mundiales. La invasión de
agua marina durante el episodio transgresivo postglaciar que culmina hacia el 6.000 B.P. originó una
costa de trazado más irregular, se formaron estuarios en las desembocaduras de los ríos, extensas bahías y albuferas en las costas bajas y la zapa marina creó acantilados en diversas formaciones continentales pleistocenas. Durante los dos o tres milenios que siguieron a la transgresión, los materiales
detríticos de la plataforma y los sedimentos aportados por los ríos continuaron siendo redistribuidos
por las corrientes litorales dando lugar a la aparición de nuevas formas tales como playas, flechas,
restingas y lagunas. Estos elementos morfológicos recién formados constituyen el entorno o incluso
el soporte físico de muchos establecimientos de época antigua. Una serie de variables determinó la
evolución geomórfica posterior. En primer lugar hay que contar con el factor eustático, el ritmo del
ascenso del nivel marino durante los primeros milenios del Holoceno y su estabilización posterior.
En segundo, la disposición de los elementos morfológicos preexistentes (de época pleistocena o anterior) que determinan la paleogeografía del espacio continental sobre el que avanzó la trangresión. En
tercero el rango de mareas que determina las asociaciones de ambientes estuarinos y deltaicos y, finalmente, las características hidrológicas y geomorfológicas del sistema fluvial afluente que aporta
agua y sedimento continental al litoral flandriense. Es necesario determinar el peso de cada una de
las variables relacionadas con los factores citados para explicar la evolución de cada caso en particular. No obstante, el último factor se ha mostrado clave en la evolución histórica de los litorales, ya
que está relacionado con la acción antrópica en las cuencas fluviales, la minería, tala de bosques,
prácticas agrícolas y sus efectos desencadenantes de la erosión. Las actividades humanas alteran las
condiciones ambientales a escalas de tiempo muy cortas y son capaces de cambiar sustancialmente
el sistema hidrológico. En el entorno de la cuenca mediterránea la deforestación extensiva relacionada con el avance de la agricultura, creó un panorama abierto y susceptible a la erosión hacia el
3.000 B.C. La degradación del medio natural repercutió en el empobrecimiento del suelo en las tierras altas (por lavado y erosión) y adversos efectos hidrológicos (cambios en los cauces y fuertes crecidas) en las tierras bajas y el litoral. Los estudios geoarqueológicos han puesto en evidencia tanto en
el Próximo Oriente como en toda la cuenca Mediterránea y norte de Europa que la extensión de las
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Esquema geomorfológico de la llanura aluvial valenciana según Carmona y Ruiz. [Tratamiento gráfico A. Sánchez].
La llanura aluvial valenciana esta formada por una serie continua de glacis, abanicos aluviales, llanos de inundación y progradaciones deltaicas. La restinga litoral aísla de la influencia marina los ámbitos lagunares y pantanosos.
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prácticas agrícolas produjo erosión acelerada en los sistemas fluviales y aluvionamiento en los fondos de valle y litoral. Muchas investigaciones realizadas en el entorno de ciudades antiguas ubicadas en el litoral mediterráneo evidencian estas transformaciones, tal es el caso de la ciudad de Ostia,
puerto de Roma en el litoral del Tíber, la progradación del delta de la Medjerda en el ámbito lagunar
de la antigua Útica o los cambios drásticos en la paleogeografía de los yacimientos de los deltas del
sudeste de la península Ibérica
LA LLANURA LITORAL VALENCIANA
Las llanuras fluviales que rodean la Albufera de Valencia y la restinga litoral son el soporte fisiográfico del poblamiento antiguo romano y medieval valenciano. La llanura está modelada por una
sucesión ininterrumpida de abanicos fluviales de los ríos Carraixet, Turia, Torrent o Magro, llanuras
de inundación de los ríos Turia y Júcar, espacios deltaicos de transición hacia la laguna de la Albufera, ciénagas o marjales litorales (marjal de Puçol, El Palmar, Montolivet, etc.) y barreras litorales o
restingas con acumulaciones dunares que regularizan la línea de costa. El paisaje actual es fruto de
una larga y compleja evolución histórica ya que el entorno de algunas de nuestras ciudades litorales
más antiguas tales como Valentia, Sucro o Dianium y del poblamiento disperso ha cambiado drásticamente a lo largo del tiempo. A ello ha contribuido la acción antrópica y la variedad y dinamismo de
los elementos morfológicos implicados, entre ellos los pertenecientes a los ámbitos fluviales y los lagunares que son los que han experimentado los cambios más espectaculares.
LA LLANURA DEL RÍO TURIA
La bahía-laguna (antigua Albufera) del máximo de la transgresión flandriense abarcaba un espacio semiconfinado mucho más amplio que el actual. Por el norte se extendía hasta las actuales
desembocaduras del Carraixet y Turia y por el sur contactaba con el delta del Júcar y los ámbitos
marinos muy próximos a las montañas del Castell de Bairén en el abanico pleistoceno del Serpis.
En su borde septentrional se ubicó la ciudad de Valentia a orillas del río Turia sobre una terraza aluvial holocena de arcillas y limos fluviales. Los sedimentos de las excavaciones arqueológicas urbanas han permitido reconstruir importantes fluctuaciones ambientales desde su fundación hasta
época islámica (siglos XI-XII). Los primeros restos aparecen sobre limos y arcillas (estériles desde el
punto de vista arqueológico) con rasgos de hidromorfía, indicadores de ambientes pantanosos o
mal drenados. En época republicana (siglo II a.C.) y hasta los siglos II-III d.C., los restos urbanos
aparecen recubiertos por depósitos de inundaciones (capas de arenas masivas de espesor decimétrico) correspondientes a derrames arenosos y sedimentos overbank. Sin embargo, en época tardorromana (siglos V-VI) no hay registros de inundación violenta, se decantaban arcillas grises en la
ciudad y el análisis micromorfológico denota nuevamente un ambiente encharcado o cenagoso.
Desde la época islámica (siglos X-XI) el río inundaba Valencia de forma recurrente, depositando sedimento grueso (barras de cantos grava y arena) que sepultan con espesores decimétricos elementos constructivos del recinto islámico.
Según los hallazgos arqueológicos y documentos medievales la navegabilidad del río se mantuvo al menos desde época romana hasta la Alta Edad Media, pero desde los siglos XIV-XV la sustracción de agua para el riego y los cambios geomorfológicos en la desembocadura impidieron la navegación. El aporte sedimentario del río Turia ha sido clave en los cambios del litoral. Unas
excavaciones alejadas dos kilómetros de la actual línea de costa, pusieron al descubierto una sección
con una secuencia completa de progradación fluvial. La base del corte, a 0 m sobre el nivel de mar,
representa la línea de costa, constituida por paquetes de espesor métrico de arenas de backshore, du-
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Esquema geomorfológico del litoral deltaico del rio Turia según Ruiz y Carmona. [Tratamiento gráfico A. Sánchez].
Las zonas pantanosas forman parte
del antiguo lagunar septentrional de
l’Albufera. La Punta es una antigua
progradación aluvial del Turia. Se han
destacado los caminos históricos que
enlazaban Valencia-Russafa y el litoral.
nas (con restos vegetales datados en el 2.320±60 y 2.295±55 B.P.) y arenas de ámbitos de aguas someras (datados entre el 2.330±65 B.P.). En techo aparecen entre 3 y 4 m de limos arenosos masivos fluviales, depósitos de desbordamiento del río Turia que contienen abundante cerámica de época histórica. La columna registra el proceso de progradación del río Turia en el litoral que provoca un
traslado horizontal de la línea de costa de dos kilómetros.
Los paquetes de arenas y gravas fluviales del cauce del Turia se distribuyen en tres sectores del
litoral, indicando sucesivas posiciones, desvíos o avulsiones del río (durante el Holoceno superior)
que son la muestra del proceso de relleno deltaico de la bahía o estuario flandriense. La posición
más meridional de la desembocadura del Turia, y más reciente en el tiempo, es la Punta d’En Silvestre. Quizás contemporánea a la época romana e islámica, la Punta formaba un delta de carga mixta,
con diques aluviales progradantes sobre las zonas palustres de Francs i Marjals, desaguando en el
margen septentrional de la Albufera, un sector denominado la Conca en época medieval, conectado
hidrológicamente con el lago de la Albufera.
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LA LLANURA DEL RÍO JÚCAR
La llanura deltaica del río Xúquer al sur de la Albufera de Valencia, fue asiento de poblamiento
romano y medieval y posiblemente de la ciudad romana de Sucro. Esta llanura se extiende entre Albalat de la Ribera, el Palmar (la Llonga), Cullera y la franja litoral meridional cuya influencia llega
más al sur de l’Estany Gran. Al igual que la del Turia, la sedimentación holocena del Júcar ha enterrado albuferas y humedales flandrienses bajo deltas lacustres y el cinturón de meandros. En el litoral aparecen zonas pantanosas residuales, cerradas a la influencia marina por una gruesa restinga
que hoy en día se extiende de forma ininterrumpida al norte y al sur de la montaña de Cullera. La
extensión de las lagunas flandrienses se identifica en el substrato con la aparición de conchas de Cerastoderma glaucum, bivalvo característico de albuferas de aguas salobres conectadas con el mar, a través de discontinuidades en la restinga. Hacia el sector continental, sobre el substrato pleistoceno somero, se extendían lagunas de agua dulce alimentadas por los acuíferos cársticos de la zona
montañosa. La máxima inundación marina (aguas salobres) pudo haber remontado vaguadas y el
valle del Júcar varios kilómetros aguas arriba hasta el área de Sueca y Favara.
Entre el 6.000-4.000 B.P. hubo una fase de progradación de deltas lacustres que abarcaron una
gran extensión al norte y sur del Júcar en los sectores de la Llonga o Punta Seca, Alter de la Calderería y els Allargats-l’Estany Gran. Inicialmente, estos cauces del Holoceno medio no desembocarían
en el mar. Se trata de sistemas fluviodeltaicos, deltas lacustres de cabecera de bahía que forman rellenos arenosos y fangosos extensos y someros que constituyen el substrato de la llanura de inundación. Así pues, durante el Holoceno superior las desembocaduras del Júcar se han desplazado decenas de kilómetros. La datación de un relleno de arena gruesa hacia el 4.000 B.P. señala la existencia
de una desembocadura meridional que seguía al menos hasta la zona del Estany Gran (els Allargats)
por detrás de la restinga. La restinga del sur de Cullera, de más de 2 km de anchura, ha progradado
considerablemente gracias a los aportes del Júcar. Realmente se trata de un delta dominado por el
oleaje, formado por apilamiento de barras de arena alargadas y alimentadas desde la desembocadura del río. A lo largo del Holoceno superior, las posiciones meridionales de la desembocadura del
Júcar aportaron abundante arena a la restinga frente a Tavernes, donde se preserva un cordón dunar
interior de más de 6 m de altura, ahora alejado de la línea de costa.
Cauce del río Júcar en la llanura de inundación. [Fot.
J. M. Ruiz].
La llanura deltaica del río
Júcar al sur de la Albufera
de Valencia, fue asiento de
poblamiento romano y
medieval y posiblemente
de la ciudad romana de
Sucro.
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
Panorámica de la llanura aluvial, la Albufera y la restinga.
[Fot. J.M. Ruiz].
La población en primer plano
es Sueca y al fondo se distingue el área metropolitana de
Valencia y los contornos de la
Serra Calderona.
El Grau Vell (Sagunt, València). [Fot. Archivo SIP].
El mar Mediterráneo junto
al Grau Vell y la zona de
marjal que se sitúa a sus
espaldas.
Sobre la plataforma deltaica y durante los últimos milenios se fue construyendo la cresta aluvial
o cinturón de meandros de la llanura del río Júcar. Sus diques aluviales están sobreelevados varios
metros sobre la llanura de inundación y la llanura costera. Esta superficie aluvial a cotas destacadas
y mejor drenada fue colonizada por las villae romanas hasta el área de Sueca-Fortaleny. No obstante,
la superficie aluvial más próxima al litoral, entre los meandros estrangulados de Tol·lo y Alcorcoix al
oeste de Cullera, no debió consolidarse como tierra firme hasta época medieval islámica. Los investigadores opinan que parte del poblamiento romano debió articularse en torno a la Vía Augusta cruzando el río Júcar a la altura de Albalat. El poblamiento aguas arriba del paso del Júcar es disperso y
aparece a veces enterrado bajo los sedimentos de este río. Sin duda el camino debía atravesar el río
por un vado (el Gual) ahora desaparecido como consecuencia de dragados llevados a cabo a principios del siglo XX. Desde allí, la Vía enlazaría con un ramal costero que se dirigía a Dianium. El Portum
Sucrone, ubicado en algún lugar de la costa, conectaría con el ramal litoral de la Vía hacia localidades
costeras como Dianium (Dénia) y Lucentum (el Tossal de Manises, Alicante). El topónimo de la Calzada que aparece en Xeraco, podría pertenecer a un camino que seguiría por debajo del castillo de
Bairén rodeando la marjal en dirección sur. Según la crónica de Jaume I (Llibre dels Feits) todavía en
la primera mitad del siglo XIII el tránsito por el litoral al sur de Cullera estaba interrumpido por golas que comunicaban con el mar las lagunas de Corbera y Bairén.
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Panorámica de la llanura aluvial, la Albufera y la restinga.
[Fot. J.M. Ruiz].
La población en primer plano
es Sueca y al fondo se distingue el área metropolitana de
Valencia y los contornos de la
Serra Calderona.
El Grau Vell (Sagunt, València). [Fot. Archivo SIP].
El mar Mediterráneo junto
al Grau Vell y la zona de
marjal que se sitúa a sus
espaldas.
Sobre la plataforma deltaica y durante los últimos milenios se fue construyendo la cresta aluvial
o cinturón de meandros de la llanura del río Júcar. Sus diques aluviales están sobreelevados varios
metros sobre la llanura de inundación y la llanura costera. Esta superficie aluvial a cotas destacadas
y mejor drenada fue colonizada por las villae romanas hasta el área de Sueca-Fortaleny. No obstante,
la superficie aluvial más próxima al litoral, entre los meandros estrangulados de Tol·lo y Alcorcoix al
oeste de Cullera, no debió consolidarse como tierra firme hasta época medieval islámica. Los investigadores opinan que parte del poblamiento romano debió articularse en torno a la Vía Augusta cruzando el río Júcar a la altura de Albalat. El poblamiento aguas arriba del paso del Júcar es disperso y
aparece a veces enterrado bajo los sedimentos de este río. Sin duda el camino debía atravesar el río
por un vado (el Gual) ahora desaparecido como consecuencia de dragados llevados a cabo a principios del siglo XX. Desde allí, la Vía enlazaría con un ramal costero que se dirigía a Dianium. El Portum
Sucrone, ubicado en algún lugar de la costa, conectaría con el ramal litoral de la Vía hacia localidades
costeras como Dianium (Dénia) y Lucentum (el Tossal de Manises, Alicante). El topónimo de la Calzada que aparece en Xeraco, podría pertenecer a un camino que seguiría por debajo del castillo de
Bairén rodeando la marjal en dirección sur. Según la crónica de Jaume I (Llibre dels Feits) todavía en
la primera mitad del siglo XIII el tránsito por el litoral al sur de Cullera estaba interrumpido por golas que comunicaban con el mar las lagunas de Corbera y Bairén.
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